Seguimos teniendo la tendencia a adoptar hábitos poco saludables, a pesar de la gran cantidad de información en redes sociales donde estamos constantemente inundados de imágenes e información sobre la salud y las mejores formas de conseguirla.
¿Por qué? Bueno, para empezar, nuestros hábitos no son tan simples: tienen muchas raíces diferentes y requieren muchos pasos diferentes para cambiarlos. A partir de mi propia experiencia personal, así como del trabajo que hago con mis clientes, he identificado las principales razones por las que creo que la gente se involucra en hábitos poco saludables, y lo que se puede hacer al respecto.
Patrones arraigados en hábitos poco saludables
La comida, en particular, es el elemento central de muchas reuniones familiares, y a menudo se asocia con momentos felices y buenos recuerdos. Cuando un hábito ha estado con nosotros desde que podemos recordar, y está vinculado con la comodidad y la familiaridad, suele ser más difícil de romper. Aunque no comas macarrones con queso de todos los días como lo hacías de niño, tus vínculos con este alimento reconfortante harán que sea más difícil decir que no cuando te lo presenten, o tal vez lo busques para sentirte mejor en momentos de angustia emocional.
Sólo tenemos una cantidad limitada de fuerza de voluntad, y si un alimento concreto nos toca la fibra sensible, es posible que volvamos a por más para satisfacer un antojo emocional.
Presiones sociales en hábitos poco saludables
Incluso si estamos comprometidos de todo corazón a llevar un estilo de vida saludable por nuestro propio bien, esta determinación puede desaparecer si nos rodeamos de personas que no apoyan nuestras elecciones de estilo de vida.
Si te rodeas de personas que no tienen hábitos saludables, te resultará mucho más difícil perseguir tus objetivos. Esta lucha es aún peor si te rodeas de personas que no sólo tienen hábitos poco saludables, sino que te ridiculizan y juzgan cuando intentas cambiar los tuyos.
La clave es no sucumbir a la presión de los compañeros y tener confianza en tus decisiones para poder mantenerlas, aunque los demás te empujen a “vivir un poco”. La vida es una cuestión de equilibrio, pero la única persona que debe decidir si te desvías de tomar decisiones saludables y cuándo lo haces eres vos.
En el otro extremo del espectro también tenemos una tremenda presión social para tener un aspecto determinado, ya sea súper delgado o musculoso. Nuestras redes sociales pueden estar repletas de imágenes de cómo se “supone” que debe ser la salud, y podemos adoptar hábitos poco saludables y ejercer una enorme presión sobre nuestros cuerpos para alcanzar esos “ideales”. Incluso ingresar a retos entre amigos o amigas con dietas sumamente peligrosas con tal de pertenecer a ciertos grupos sociales.
Está claro que los factores sociales y de la sociedad pueden tener una gran influencia en los hábitos poco saludables que adoptamos, por lo que es importante ser conscientes de con quién nos rodeamos y a qué información decidimos prestar atención.
Como dice el famoso dicho: Dime con quién andas y te diré quién eres.
Autosabotaje en busca de hábitos póco saludables
Para aquellos que han estado involucrados en hábitos poco saludables durante un tiempo, a menudo hay un fuerte deseo de cambiar que se eclipsa por las creencias negativas y limitantes. Es posible que alguien quiera cambiar de verdad, pero se sienta abrumado por la perspectiva de romper un determinado hábito y, por tanto, no sepa ni por dónde empezar.
En el fondo de su mente, puede oír una vocecita que le dice algo así como “no estoy hecho para esto, todos los demás pueden perder peso o tomar decisiones saludables, pero yo no soy uno de ellos”. Si eres una persona que tiene creencias limitantes similares, te invito a cuestionar cuál es la razón subyacente detrás de ese patrón de pensamiento.
Muchas veces, estas creencias autosaboteadoras están basadas en el miedo: “No me lo merezco” o “No voy a lograrlo” son representativas de un miedo subyacente al fracaso. En otras ocasiones, nos premiamos con la misma cosa que estamos tratando de cambiar: “He comido sano toda la semana, así que voy a darme un atracón de brownies todo el fin de semana”.
Con esta mentalidad, damos un paso adelante y dos hacia atrás. Estos pensamientos y comportamientos extremos hacen que la salud sea muy desalentadora y poco realista. Por el contrario, la verdadera salud tiene que encajar en el contexto de tu vida.
Un estilo de vida saludable no debería tener una sensación de privación, porque ahí es donde entra en juego el autosabotaje. Si se siente equilibrado y sostenible, será mucho más fácil que se convierta en parte de su estilo de vida.
Antojos que no son su culpa
A menudo nos culpamos a nosotros mismos y a la falta de fuerza de voluntad cuando parece que no podemos decir que no a nuestra comida basura favorita, pero la buena noticia es que no es del todo culpa nuestra.
Cuando se trata de antojos, hay mucho más que nosotros mismos en juego. Hoy en día en el mercado hay una gran cantidad de alimentos que están específicamente diseñados para se vuelvan adictivos y los busques constantemente.
El panorama alimentario actual contrasta fuertemente con aquello para lo que nuestros cuerpos fueron diseñados, y en realidad estamos genéticamente programados para movernos menos y comer más.
Esta combinación hace que los antojos de comida chatarra no sólo sean probables, sino inevitables. Otro factor que juega un papel importante en nuestros antojos es la salud intestinal.
He experimentado la importancia de la salud intestinal de primera mano, y me llevó mucho tiempo descubrir que las bacterias en el intestino tienen una mente propia e interfieren con nuestras señales normales de saciedad. Esto no pretende ser una excusa, pero a veces tus antojos no son tuyos, sino que están relacionados con algo que ocurre a nivel bacteriano.
Si tienes un deseo insaciable de comer dulces, o simplemente no puedes dejar de comer, esto es una señal de que necesitas prestar más atención a tu salud intestinal. Por ejemplo es muy común sentir hambre, y desear comer algo, sin embargo deseamos algo dulce, no nos interesa comida normal. La razón de esto es una señal de nuestro cuerpo que nos indica que lo que realmente ocupamos es ingerir más proteina.
Si ha hecho todo lo posible, pero no puede dejar atrás hábitos poco saludables y no sabe por qué, tenga un poco de compasión por usted mismo, porque lo más probable es que haya un problema más profundo en juego. Un tercer factor que hay que tener en cuenta con los antojos es la adicción.
Esto puede ocurrir en niveles mayores o menores, pero es una razón muy real para los antojos. Si hay una actividad en la que te gustaría cambiar pero que te resulta difícil, pregúntate si hay un componente psicológico y adictivo en ella. ¿Está apegado a ella? Si es así, no hay nada de qué avergonzarse, sino que este reconocimiento te acercará a cambiar tus hábitos. Y aquí es donde entra en juego el poder de trabajar con un entrenador: si te enfrentas a algo mucho más grande que tú mismo, ¡no hay razón para que lo hagas solo!
Estrés y ansiedad son foco importante para desarrollar hábitos poco saludables
Los estudios demuestran que cuando estás bajo estrés o ansiedad, no estás en un estado mental racional y, por lo tanto, gravitas hacia cualquier cosa que te haga sentir mejor, desactiva la respuesta de lucha o huida, y restaura tus niveles de hormonas del estrés. Nuestra inclinación es reaccionar con el piloto automático, lo que nos lleva a agarrar impulsivamente una copa de vino o un paquete de cigarrillos (o cualquier otro vicio) si empezamos a sentirnos estresados.
La solución a esto es el poder de una pausa. Tómate un momento para saber por qué te sientes estresado y ansioso. Contemplarlo, entenderlo y respirar en él, para poder volver a poner en tus manos el poder de elección.
Deseo de cambiar
Si ves que tus palabras y tus acciones entran en conflicto, te invito a que hagas una pausa y trates de entender por qué quieres hacer algo en primer lugar. Como dice Danielle Laporte: todo lo que hacemos en la vida es porque queremos sentirnos de una determinada manera. Así que, normalmente, cuando realizamos hábitos poco saludables, es porque pensamos que nos va a producir un sentimiento positivo; a menos que estemos actuando en modo de autosabotaje, ¿por qué si no lo haríamos?
Mi sugerencia es dos caras de la misma moneda: te pido que reflexiones sobre qué sentimiento estás tratando de perseguir con este comportamiento insano, y si hay algo más que puedas hacer que te haga sentir de la misma manera.
Por otro lado, pregúntate también por qué quieres llevar a cabo X opción “saludable”, porque puede que te estés castigando por no lograr este comportamiento saludable cuando en realidad tu razonamiento para quererlo en primer lugar no es muy fuerte. Ser más consciente de cómo quieres sentirte, y del porqué, te ayudará a entender formas más nuevas y saludables de conseguirlo.
Suscríbete a mi Blog
Participa cada mes en la rifa de una membresía GRATIS al programa de rutinas de ejercicios de tu interés